En 1993, cuando el presidente Bill Clinton firmó la política conocida como "No preguntar, no contar" y la convirtió en ley, representó un compromiso entre aquellos que querían poner fin al largo veto que impedía que los homosexuales sirvieran en el ejército estadounidense y aquellos que creían que tener tropas abiertamente gay afectaría el moral y causaría problemas dentro de las filas militares. Bajo la nueva política, los estadounidenses homosexuales, lesbianas y bisexuales podían servir a su país, siempre y cuando mantuvieran su identidad sexual en el más estricto secreto.